No se sabe cómo convenció a María Lapiedra para que la acompañara en su nueva empresa, pero sí cómo se lo agradece. Dicen que Laporta le tira del tanguita en los mitines de manera cariñosa. Igual que hacía Ronaldo con Vania Millán, a la que conquistó con este descaro imnato que tienen las estrellas. Son habitos adquiridos de su etapa en el Barca, ya se sabe, que siempre se pega antes lo cutre que lo bueno. Y el camino natural del político termina conduciendo a episodios de este estilo, cuando lo normal es que sea al revés, el camino del actor porno que luego despunta en sociedad y se desmarca de sus películas abochornado, aquí aun hay gente que pretende imitar sus pasos, pero a su manera. No había pensado nunca en la política como una estación temporal de paso que pueda precedar a días de aun más éxito.
Es la televisión del futuro. Y cuando se la curran, da resultado y aparecen escenas de situación que no desemeren a Curb your enthusiasm o alguna de esas de Rick Gervais. Durantes estos días me he tropezado sin querer con el lider de ICV haciéndose fotos con unos negritos. A Benach estrenando gafas y peinado. Ha sido imposible no cruzarse con Sanchez Camacho y ver cómo había sacado del armario toda su colección de chupas para lucir cámara. Si quieren hacer el chorras, que se pongan a ello. A estas alturas todo el mundo debería de estar de acuerdo que lo importante no es el discurso sino las formas. Que merece más atención cualquier chiste ingenioso y la tontería que el compromiso serio. Ya son todos actores de comedia con un cometido muy claro. Hacer reir.
Y si desaparecieran los complejos y se pusiera a lo suyo, posiblemente serían los mejores. Algunos se lo tomaron tan en serio que aun presidían el palco del Camp Nou el día del clásico, nada de no pagar entrada, sino por lo que cumplir religiosamente con el compromiso adquirido con los ciudadanos hasta el final. Si no hay verguenza, pues eso. Que no la haya. Y a tope con los esloganes y el nuevo género.