lunes, 21 de diciembre de 2009

Y EL GOBIERNO NIEGA TODO CONOCIMIENTO.
1. Las películas o las series. Te gustan o no te gustan. Como todo. Hay tías que no te gustan mucho al principio, pero luego sí. O como los guisantes. Que necesitas veintipico años para cogerles el gusto. No me quiero ni pensar lo que supondría tener que esperar tanto tiempo para calibrar el gusto y valorar en su justa medida cada cosa. Veintipico años. Reducir la esfera de tonalidades mejora el espíritu crítico y evita perderse en el camino con zarandajas. Hasta ahora, claro. Gustan o no gustan. Así de fácil. Porque cuando se habla de paciencia, veintipico años, o se piden caridad o tolerancia para iluminar el tema estamos perdidos. Con cualquier cosa, claro, y con Fringe.

2. En los últimos años no se puede analizar el mundo de las series de TV sin detenerse en valorar un contexto nuevo surgido del mismo que todos celebrábamos hace entonces. Ése en el que la mayoría de las series de éxito se fueron terminado y sus creadores se someten ahora al difícil juicio de la revalida en la que se espera que puedan repetir la fórmula y demostrar que la casualidad no tuvo nada que ver con ellos. Aquí hay gente que se ha hecho un nombre y una cuenta corriente con muchos ceros y que parece que dispone de un crédito ilimitado que le permite plantarse con los piés en las mesas de los productores a los que ha convertido en ricos y vivir del cuento. Y ese crédito adquirido frente a la industria, que se sepa, no significa tener licencia para todo.

3. En Fringe no hay, como explica Casciari, dos etapas. Quiere verlas el creyente que no pierde el ánimo ni desespera frente a lo que se le pone delante: personajes planos, tramas inverosímiles, finales resueltos a la carrera y expectativas, que nunca se corresponden con nada de lo que uno ve, no recomendadas para mayores de doce años. Me gustan los comienzos de cada episodio y el personaje de Walter Bishop. Todo lo demás recuerda demasiado a cosas que ya he visto antes.

4. Utilizan sus nombres en la promoción y luego no saben como quitarselos de encima. Porque True Blood sería una serie estimable si no viniera apadrinada por Alan Ball. Y posiblemente llovieran recomendaciones de Fringe si el amigo de turno no te hubiera soplado antes lo de J.J.Abrams.

5. Fenómenos paranormales. El gobierno niega todo conocimiento. Hay un plan, como en aquélla, al que llaman patrón. Y personajes del mismo palo. El caso es que nadie quiere saber nada de Expediente X. Los que desprecian Fringe critican que se parece demasiado a aquélla. Y mira por donde, sus mismo seguidores, los de Fringe, también la odian.

No hay comentarios: