El aniversario de la Quinta pilló a Michel trabajando. Parece justo permitir que veinticinco años más tarde cada uno lo celebre a su manera y que si al interior derecha le apetecía darse un homenaje con la historia pudiera darse el gusto de hacerlo y poner en su sitio a Calderón o recordar aquellas tardes en las que abandonaba de mala ostia el campo, pidiendo justicia. Era muy bueno, pero todos sabemos que a cabrón no lo ganaba nadie. Afortunadamente el tiempo aun los recuerda con indulgencia. Por alguna extraña razón siempre hay más espacio para colgar los suspensos del tendal que para echarle valor a montar una fiesta con todos esos trofeos juntos que lograron entre los cinco. Y el homenaje se lo merecen ellos, pero también el que tuvo la feliz idea de adelantarse un segundo al brasileño que celebrando la décima Copa de Europa lanzara interesadamente el grito de guerra. Por mí y por todos mis compañeros.
Eran muy buenos. Ganaron muchos partidos y pudieron haber marcado muchos más goles. Mi preferido era Martín Vazquez. En aquella temporada 89-90 era un jugador imparable. Hubo titulos que se perdieron por el camino. Pero la mejor manera de hacerles feliz yo creo que era esa, llevarlos a un plató y que los chavales que hace veinticinco años tenían su misma edad vieran ahora en alta definición lo bien que se conservan.
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