sábado, 13 de diciembre de 2008

CONVERSACIONES EN LA CATEDRAL.
Hice cola dos horas para ver al Sporting el domingo en San Mamés. Un coñazo. Tenía delante de mí a un tío de cuarenta y pico años que se fumó tres petas en la espera. Trabajó seis años en Sestao en la decada de los noventa. Me lo dijo a mí y a todo el que lo quisiera escuchar y pasara a menos de dos metros. Había salido a las 7 de la mañana en el Turitrans para llegar a tiempo y ponerse a la cola, fumarse sus buenas piedras, coger el micro de Bilbovision clamando justicia, llamar por el movil una docena de veces a su hijo y enzarzarse con el viejete que siempre se enzarza con el típico broncas de la cola de al lado que se situó tres taquillas a la izquierda en una cola inexistente, eso sí, el primero, sólo para tocar los cojones. El tío de los porros cogía un bus de vuelta a Gijón para llegar de noche. Y vuelve el domingo, claro. A por los tres puntos.

A la hora y media llegó el hijo. No había podido venir primero por culpa del trabajo. El itinerario era el mismo que el de su padre. La misma forma de ver la vida. Se me olvidó despedirme contagiado por la euforia de la entrada. No creo que nunca vea este blog. Echaba de menos al reportero perilla de Callejeros.

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