Tanto derroche para esto. Qué puta es la vida, hombre. Si no fuera porque el sábado me acerqué a comer a Karlos Arguiñano y que el domingo pasé el aguacero entre la tosta irlandesa y el bacalao del Guría, alguien habría tenido que recoger mi cadaver de la ría. Escogí mal día para dejar de fumar, no hay duda. Para interesarme otra vez por mi Sporting. Para soñar la noche antes que en un par de contrataques solucionabamos el partido. Y para pensar que en lugar de Ivan Hernandez, el area pequeña iba a ser una fiesta erasmus con permiso para casi todo. Espero que podamos repetir al año que viene.
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