miércoles, 17 de diciembre de 2008

DISTINTOS PLANES. LAS MISMAS ESTRATEGIAS.
Detrás de esas portadas con la jeta del artista en primer plano sólo se pueden esconder dos cosas. No importan los colores, las razas ni los ritmos de acompañamiento. Me acuerdo de Luis Miguel y pienso que en algunas majors lo que tiene que haber es un profundo sentimiento de desprecio hacia todos los diseñadores que viven de esto cuando lo hacen y alimentan de este modo una venganza encubierta hacia los consumidores que una mala mañana confundieron el fetichismo musical con algo así. Hay que tener mala leche, me digo mientras le veo en una de sus actuaciones hacer el caballito. Y me aparto hacia otras pervesiones y buscando la segunda explicación que haga buena la primera acabo siempre junto a los cds de Morrisey y el último de Nacho Vegas pensando en cuál de los tres los debe de tener más grandes. Porque si se trata de buscar una explicación al margen del mercado, las razones están siempre en el lado contrario de la facturación y las ventas. Y ya no hace falta que diga que las pelotas de Mozz ya no son lo que eran.

Si hubiera justicia en el mundo, también sé que los informativos del mediodía dejarían el hueco de Madoff para hablar de El Manifiesto Desastre y Lorenzo Mila se abarazaría a María Escario celebrando el nuevo lanzamiento del asturiano. Y posiblemente los discos de Luis Miguel tendrían un espacio en su portada para Madoff.

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