martes, 8 de julio de 2008


EL BUENO, EL FEO Y EL MALO.

No creo que lo que sea tenga nada que ver con lo que realmente es. Ni que los mejores deseos consigan reflejar la realidad en la que luego se transforman. O sea, que cuando recuerde la boda de Oscar voy a tener que poner la mente en blanco y cagarme de esfuerzo por evitar no pensar en todo esto:

1.- Juanma. Nadie le dijo que aquello no era una fiesta de disfraces. Tampoco nadie se percató de que aquél traje color rana era un disfraz. Y jugando al despiste de Perdita Durango y de algún cartel de Sonora él tampoco se dio cuenta de que nadie lo había pensado antes y se creyó tanto el personaje que finalizó la noche como lo hubiera hecho en cualquiera de los narco-ranchos de la frontera: sin corbata, intentando meter mano a la primera falda, dándole conversación a una puta.

2.-El delantero centro. Mejor como futbolista que como cantante. Pura envidia, dirán. Su carrera recuerda a la de Julio Iglesias. Se marcha a Miami con Kike Santander, una entrada de Espina intentó retirarle del futbol y aun no se ha tropezado con el ministro que le levante la tía a la que dedicar todas las canciones que componga mientras la acumulación de casualidades le impide desengancharse del viagra y pensar en aquel día, el más feliz de su vida, aquel mismo en el que marcó media docena de goles por la mañana y por la tarde todas las tías se querían hacer fotos con él.

3.-Viti. Nos jodió el partido.

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