ESPERANDO NADA.
Hay días en los que me levanto sin un cometido tan claro. Paso de la transformación y de los postres, del nuevo careto de Bea, de su nuevo fondo de armario y de las reacciones que se puedan apresurar a fingir sorpresa por toda esta buena nueva contada a cerocinco revoluciones por minuto desde hace dos años. A menos que la metamorfosis venga apadrinada por Jess Franco o Marvel, que me lo cuenten en youtube, que hoy no pongo tele5 en todo el día.
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