lunes, 2 de mayo de 2011

LAS INMENSAS PREGUNTAS.
No se puede ver esta película estando así de espeso. Primero, porque te pierdes. Y porque si mantienes el hilo, va éste y te duerme. Parece hecha a traición. Hay muchas como ésta. Que reflexionan sobre las inmensas preguntas sin que te enteres de ello, porque te estás durmiendo la siesta y cuando te despiertas, mira por donde, alguien te dice que te lo has perdido todo. Que la tendrás que volver a ver. Desde el principio. Si de verdad tienes intención de encontrar respuestas a todo eso que llevabas tanto tiempo preguntándote. Me pregunto yo si Matthieu Amalric se habrá coscado de algo o alguien habrá tenido la delicadeza de explicarle. Por las entrevistas promocionales y esas cosas. La Cuestión Humana tiene algunas de las imágenes más turbadoras del cine reciente y otras que están entre las más bellas. Mola, por ejemplo escuchar la voz de Bernard Summer en una discoteca llena de ejecutivos. Cuando saque tiempo la vuelvo a ver.

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