jueves, 7 de agosto de 2008


EL ESPIRITU DE SERGIO SAUCA.

La planificación de los JJOO y que se disputen cada cuatro años da tiempo a que uno se preparé a conciencia para estas cosas y como el deportista subvencionado que se recluye a entrenar, también yo lucho a diario para llegar a la cita olímpica con los cepelines como piedras. Con una paciencia infinita y con los biorritmos mansos a prueba de lo que sea. Que lo que sea es un enorme tragadero en el que vale todo y que las televisiones retransmiten como si fuera una romería de prau. Quedan veinticuatro horas. Para asistir al mismo espéctaculo bochornoso de siempre. La angustia por las medallas tardías. Los primeros éxitos son celebrados como gestas y a los que se cuelguen los metales primero que se preparen para las entrevistas tontainas de Sergio Sauca o Maria Escario, portada en informativos y semblanzas rápidas. Luego los éxitos van perdiendo interés. El judoka de la primera semana, lo tengo comprobado, pesa más que el piraguista de la segunda, al que cada vez se presta menos atención. Aparecen los comentaristas que no han visto un arco en su puta vida ilustrándonos del tema. Y por si fuera poco también Jesús Alvarez pasaba por allí para comentar la vela y hablarnos de las categorias que no interesan a nadie y de la pretemporada del real madrid de las españas y de todos los santos. El Rey se desplaza a China. Las infantas llevan un mes de compras por la capital, pero nadie habla de los escarceos puteros, de los deportistas que se resbalaron en las escaleras del hotel y no llegaron ni a competir ni del rollo entre Escario y una nadadora bielorrusa. Que todo este putiferio empiece ya. Que ya estoy listo.

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