Como una hija bastarda de un cruce que alguna noche loca juntó a la Fiscal Chase con un senador romano plenipotenciario, la virtud de haberse ganado un lugar entre la caspa más exquisita, madurando un personaje que provoca aversión, no puede con su pecado más torpe, que encima la tía se lo acabe creyendo. Que si la Patiño aun conserva su sofá al ladito mismo de Cantizano yo creo que es un motivo más de preocupación que de orgullo, haberse dejado tanto muerto rancio en el camino y convertirse milagrosamente en un icono intocable en el cutre-planeta de antena 3, no la hace merecedora de más respeto que cualquiera de los que por trescientos euros se someten cada viernes a su juicio.
A todos éstos se les acabará algún día el chollo y se tendrán que poner a trabajar de verdad. O eso espero. Porque confiar durante más tiempo la educación del país a cualquiera de las entrevistas de María Patiño, al mayoral de Ortega, Toni Anipke o, la última, Tamara, la stripper de Kiko, es poner a incubar un virús peor que el de Fresnadillo, en media hora todos tontos, los periodistas, la stripper y los telespectadores que forran sus carpetas con fotos de la Fiscal Chase y de la madre que la parió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario