Tenían dos opciones. Reincidir, y secuestrar al hermano, a la madre o al teniente de la guardia civil y empujar la serie hacia el mayor descrédito y el cachondeo de que nadie se creyera ya de lo que habla y que todo parezca lo que es, un gran invento en el que los guionistas traspasen la cortina que los mantiene ocultos y se esfuercen por mantener viva la gallina antes de que a ésta le dé por dejar de poner huevos. O esto último, lo del descrédito y la gallina, pero con premeditación y un sentido respetuoso del negocio. Despejar la mesa de cosas inútiles y separar el polvo de la paja. Arriba, el teniente Sierra. Que se queden en las estanterías todos lo demás. Me temo que lo que toca de aquí a un par de temporadas será repetirse y pelearse el share antes que el argumento. Preocuparse más por alargar la vida al enfermo terminal que por contar algo original y con sentido. Pasó con Verano Azul. Es la misma historia de siempre.
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