sábado, 10 de noviembre de 2007

TENEDORES POR CAMIONES.
Algunas veces las guías deberían de valorar más el lado práctico del asunto y unir a ese ánimo sistemático que les pierde un punto de vista un poco más util y llamar a las cosas por su nombre. Comenzar a rebautizar los restaurantes y hablar de esos sitios de paso perdidos en medio de alguna nacional que pasa camino de un punto intermedio de ninguna parte como se merecen. O simplemente, buscar un lugar para ellos y prever imprevistos, viajes que comienzan por autopistas y se concluyen sin prisa en el sitio más inesperado adónde no llegan ni los freelanders ni la última pincelada del gourmet que sale de casa en zapatillas. Se me ocurre una forma. Hace unas semanas he conocido uno de esos, en plena Arratia, en la circunvalación de Villaro. Son sitios que merecen la pena. Despachan cien comidas a la hora, tiene un aparcamiento de cuatrocientos metros cuadrados y vete con prisa, que te buscan mesa y te cobran diez euros en menos de cuarenta minutos. Comienza, por ejemplo, cambiando los tenedores por camiones.

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