martes, 20 de noviembre de 2007

LA RECOPILACIÓN DEFINITIVA.
Las despedidas son siempre el preludio de una cadena de acontecimientos que en una dimensión temporal se las apañan fatal para conjugar el presente simple o el futuro perfecto y no tienen complejos en justificarse detrás de la primera sombra de gloria con la que se tropiezan, ya sabes, el círculo que se cierra o las canciones inéditas que sólo encuentran sentido en el recopilatorio de treinta y cinco temas conocidos y tarareados hasta el espasmo, todo vale, cualquier óbito merece rastrear los últimos beneficios que luego se van a dejar de producir. Es lo que pasa con todos. Y así se escribió la vaina desde los romanos, de los Beattles a Juanito Valderrama, de Mecano a Pavarotti. Por eso acojo la noticia de la disolución de La Oreja de Van Gogh con la lógica cautela que escapa del triunfalismo y la euforia y sólo tiene orejas para lo que nos espera de aquí a veinte años, todo junto, como el reportaje que contempla la boda unida al embarazo y este a la separación, que ya se encargaran los ejecutivos de BMG de administrar desaforadamente la última dosis, la gira de despedida y la del reencuentro, los respectivos proyectos separados o el recopilatorio de las navidades. Que aun hay tiempo.

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