He terminado de ver la temporada completa de Shameless. Una historia coral con muchos personajes, todos comparten escrupulosamente su protagonismo, personalidades dificiles cuyo sesgo intuyes al principio y terminas descubriendo cuando las circunstancias los ponen entre la adversidad y la pared, al borde del precipicio, que es casi siempre. Porque asi se pasan los doce capítulos que dura la serie. Puteados, con ligeros altibajos, buscándose la vida. Haciendo de la necesidad la forma más ocurrente de sobrevivir. Si hubiera que fabricar un género a partir de toda esta chusma y recuperar la picaresca en el punto en el que lo dejaron hace cinco siglos, se me ocurren muchas cosas parecidas a todas esas que veo en Frank Gallagher para darle esplendor al tema, antes no había coches ni internet, prestaciones sociales o test de ADN. Pero no tengo ninguna duda, que de todos Willian H. Macy sería el rey. Siempre con el porcentaje justo de alcohol en sangre que pide la escena. Suficientemente desarrapado. Con las ganas justas de trabajar. Demasiado inocente para odiarle. Pero con el punto justo de maldad que te impide sentir compasión por él.
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