martes, 20 de septiembre de 2011

ALPRAZOLAM. AJO Y AGUA.
Sin peliculas como las que hacen Justin Timberlake y Mila Kunis no habría un lugar para lo otro. Que dificil debe de ser rodar una historia de amor y no repetirse dentro del mismo esquema en el que se manejan cuatro o cinco variables que (por lo visto) deben de ser innegociables: la chica debe de ser guapa, el amigo tiene que estar cañón, ambos deben de sufrir un desamor incontrolado que les termine uniendo por encima de cualquier barrera, Drew Barrymore tiene que figurar en el reparto, las escenas de sexo tienen que hacer del folleteo algo especial. Me gusta Todas las canciones hablan de mí porque no tiene un papel reservado para Barrymore y porque su historia comienza en el punto en el que terminan la mayoría de las anteriores, una forma sana de satisfacer la curiosidad de los que se preguntan si hay una comedieta después de los créditos de la última matraca. Puede que se estén pensando un remake los americanos. Puede que no. Que las canciones de su pelicula sólo le interesen a él (nunca habría situado el Crujidos de Nacho Vegas en una discoteca) y que no haya un lugar en Hollywood para Eloy Azorín.

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