martes, 27 de septiembre de 2011

PREFIERO CUCHARILLAS.
Yo también tengo en casa un traje de José Tomás. De grana y oro. Una pasada, tenías que verlo. José Tomás, el diestro de Galapagar, sí. De aquella tarde en las ventas, cortó media docena de orejas y abrió la puerta grande, fue la repolla. No me digas cómo. Estabamos tomando unas copas una noche y creo que me ofrecí a hacerle la escritura del piso nuevo y mira por donde que a los dos días recibo en casa una caja enorme del tamaño de un feretro, venía un mensajero de UPS, que pensé que sería algún jamón o algo por el estilo. Se lo curró, todo hay que decirlo. Al principio no sabía muy bien qué hacer con aquello. A mi mujer casi le da un mal, el traje venía planchado, aunque con restos de sangre en el pecho, como de haber peleado con una fiera y despues arrastrarse por la arena. Luego vi en la tele una entrevista a Joaquín Sabina. Y después la que le hace el follonero a De la Morena. Y se me ocurrió quitar la colección de cucharillas de mi madre y hacerle hueco en el salón. Flipan las visitas. Hace un mes vi que el traje lleva una etiqueta casi imperceptible con un número de serie y coincidiendo con el descubrimiento comencé a recibir en mi casa correspondencia con publicidad de una Asociación formada por Destinatarios de los trajes de José Tomás. Así se llama el grupo del que formo parte con el número dos mil y pico. Resulta que somos casi tres mil. Todos con el traje de la famosa tarde las Ventas. Están Sabina y De la Morena. Y en una de las últimas reuniones me pareció ver al liquidador de Rumasa y a Mario Vaquerizo. Quieren llevarnos a Nimes el mes que entra y prepararan ya una nochevieja de escándalo. Acepto ofertas.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

SHAMELESS: SIEMPRE POSITIVO.
He terminado de ver la temporada completa de Shameless. Una historia coral con muchos personajes, todos comparten escrupulosamente su protagonismo, personalidades dificiles cuyo sesgo intuyes al principio y terminas descubriendo cuando las circunstancias los ponen entre la adversidad y la pared, al borde del precipicio, que es casi siempre. Porque asi se pasan los doce capítulos que dura la serie. Puteados, con ligeros altibajos, buscándose la vida. Haciendo de la necesidad la forma más ocurrente de sobrevivir. Si hubiera que fabricar un género a partir de toda esta chusma y recuperar la picaresca en el punto en el que lo dejaron hace cinco siglos, se me ocurren muchas cosas parecidas a todas esas que veo en Frank Gallagher para darle esplendor al tema, antes no había coches ni internet, prestaciones sociales o test de ADN. Pero no tengo ninguna duda, que de todos Willian H. Macy sería el rey. Siempre con el porcentaje justo de alcohol en sangre que pide la escena. Suficientemente desarrapado. Con las ganas justas de trabajar. Demasiado inocente para odiarle. Pero con el punto justo de maldad que te impide sentir compasión por él.

martes, 20 de septiembre de 2011

ALPRAZOLAM. AJO Y AGUA.
Sin peliculas como las que hacen Justin Timberlake y Mila Kunis no habría un lugar para lo otro. Que dificil debe de ser rodar una historia de amor y no repetirse dentro del mismo esquema en el que se manejan cuatro o cinco variables que (por lo visto) deben de ser innegociables: la chica debe de ser guapa, el amigo tiene que estar cañón, ambos deben de sufrir un desamor incontrolado que les termine uniendo por encima de cualquier barrera, Drew Barrymore tiene que figurar en el reparto, las escenas de sexo tienen que hacer del folleteo algo especial. Me gusta Todas las canciones hablan de mí porque no tiene un papel reservado para Barrymore y porque su historia comienza en el punto en el que terminan la mayoría de las anteriores, una forma sana de satisfacer la curiosidad de los que se preguntan si hay una comedieta después de los créditos de la última matraca. Puede que se estén pensando un remake los americanos. Puede que no. Que las canciones de su pelicula sólo le interesen a él (nunca habría situado el Crujidos de Nacho Vegas en una discoteca) y que no haya un lugar en Hollywood para Eloy Azorín.

lunes, 19 de septiembre de 2011

EL GENIO DE LAS BOMBAS.
Siempre está el éxito del colectivo. Gana el conjunto, la armonía del bloque. El juego organizado que ha pertrechado el Gominas, respetando el lucimiento individual dentro de un orden, donde no hay lugar para la sangre horchata de Claver o los primitivos arreones de San Emeterio. Pero todos sabemos que no hay orden ni esquema grupal ni pollas que anote canastas imposibles o se entretenga martilleando el aro sin consuelo. Este ha sido el campeonato de Navarro. Lo reconocía Scariolo en una entrevista. Con este tipo se acaban los sistemas. La pizarra termina cuando el jugador del Barca recoje el balón y se piensa cuándo se la va a tirar. Es todo así de fácil. Me lo pregunto. Ninguna selección tenía tan buenas individualidades. La suma de genios dentro de ese orden es lo que define un buen conjunto. Alguno todavía se sorprende de la infalibilidad de aquél, de que te clave un triple con el apoyo de una pierna o de que enchufe con precisión cualquiera de esas bombas que le hicieron famoso y lleva descargando hace ya más de diez años. Sorprende la resistencia al agotamiento. La capacidad de superar los obstáculos que le ofrece cada nuevo campeonato. Somos campeones de Europa nuevamente. El talento es indefendible. Cuando se conjuran los astros se pierden las conexiones con la tierra y deja de haber respuestas.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

VAGINOPLASTAS.
Me cuesta horrores escribir. Me motivan cuatro cosas, que son las únicas capaces de animarme a hacerlo. Pienso en la última de Almodovar, por ejemplo. En lo que se dice de ella, los análisis y la incertidumbre que me propongo despejar malintencionadamente sobre el argumento. No puede ser, digo yo, que la gracia del asunto sea el tema de la vaginoplastia. Que todo se reduzca a una simple cuestión quirúrgica, la identidad del asesino o el sexo del pollo. No debo de haber entendido nada. Veo a Almodovar como un nuevo director de género, empeñado en dar vueltas a lo mismo y en escribir un tratado sobre el tema, que no se acaba en diecisiete peliculas porque precisamente lo que hacia falta era una más que ayudara a dar un carpetazo solemne con fuegos artificiales. No se recordaba todavía haber escrito sobre ningún género como éste porque en su error se hablaba siempre de almodovariano para referirse a eso mismo, lo de los travelos, invertidos y negras con polla. A partir de ahora habría que plantearselo. A Almodovar se lo han comido los chochetes y los rabos. Dice Banderas que tardaremos veinte años en asimilarlo. A ver si va a ser verdad.