domingo, 24 de julio de 2011

QUERIDO ALBERTO.
A todos les gusta mucho decir eso de que la etapa fue como las de antes. Son ganas de decirlo. Aunque no sea así, la verdad. Porque las etapas de antes nunca vuelven y lo unico que permanece entre todos los que se apresuran a decirlo son simplemente eso, ganas de tener presente en la memoria aquello que ocurrió cuando la memoria ya falla y lo único que queda son la remotas posibilidades de repetirlo. Bajaba en el coche de trabajar, escuchando a Javier Ares. Habian comenzado la ascensión al Telegraph. Qué palabras: ascensión, Telegraph. Lo dice con tanta fuerza que dan ganas de volver a coger la bici. Hacía años que no escuchaba la retransmisión del Tour en la radio, supongo que tuve que haber imaginado que Ares seguía al frente de todo el equipo de Onda Cero, sigue siendo el mejor en lo suyo, o pude haber interpretado aquéllo como un signo: las tardes en la playa, la radio en el coche, los comentarios de Javier Minguez (aunque éstos ya fueron posteriores a la época que primero me viene a la cabeza). Alberto Contador recuerda bastante a Perico. Ambos padecen ese grado de infortunio suficiente que les acerca a una categoría intermedia entre la divinidad y el resto del pueblo. Gusta más que Indurain, tan perfecto. Dicen que se recuerda primero el palmarés, luego el resto. Y una mierda. Las etapas de los Alpes en el tour que se termina (la pajara, la proeza inconclusa) son desde hace dos dias historia viva del recuerdo.

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