No puedo dejar de emocionarme cuando veo las imágenes de otros campeonatos y siento que ahora sí, que ahora por fin los comprendo de otra manera. Como si fueran piezas sueltas, la primera temporada de Lost o algún episodio aislado de ésos que entonces no pude asimilar pero que por fin acaban de encajar en ese inmenso puzle por el que muchos hemos transitado sin rumbo durante casi cuarenta años. Y ahora tiene sentido. La eliminación del 86 o la escabechina de Al-Ghandour no se podían comprender todavía en su contexto. Estaban cociéndose todos en el mismo horno del que ahora acaban de salir para confundirse con los otros, los recuerdos que desde hoy ya ocupan el lugar de los anteriores, y perderse para siempre.
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