viernes, 22 de enero de 2010

LEVÁNTATE Y LUCHA.
Un año más tarde ya nadie se acuerda de los premios. Nadie recuerda lo que comió ayer, no hay espacio para reservar tampoco a los nominados el sitio que ni siquiera queda para los que un día levantaron el premio entre los flashes y la algarabia que justo a continuación dejó de escucharse, apenas a los dos minutos. Desde entonces ya nadie ha vuelto a pensar en Micky Rourke ni se pregunta qué habrá hecho con la pasta que tuvo que ganar con su papel en The Wrestler. Ni se formula oraciones en condicional ni teoriza tampoco con el camino que pudieron seguir los acontecimientos posteriores, si hubiera habido justicia y conseguido merecidamente el Oscar. Aun faltaba su aparición en la entrega de los Globos de Oro. Sean Penn le robará el protagonismo que le pertenece dentro de un mes. Entonces volverá a desaparecer como un espectro errante y ya sólo quedará Randy Robinson, sus peleas y sus desgracias para preguntarnos cuando pase el tiempo qué fue de él.

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