miércoles, 22 de febrero de 2012

CONFETTI.
(Manos de Topo en la Sala Azkena).
Los cambios en Manos de Topo no han sido para tanto. De chapa y pintura, nada serio. Elímpetu de mostrar una revolución donde apenas se han movido de sitio una guitarra electrica y un sintetizador Casio PT. Se mantiene la esencia y no cambia el discurso, que continua el hilo argumental de los dos discos anteriores y nos devuelve al protagonista de sus canciones enfrascado en una refriega con su pareja. La misma que le ponía los cuernos en el primer disco. Aquélla que volvía acuciada por la falta de expectativas, aceptando el segundo plato, en el anterior. En el concierto que dieron la semana pasada en la sala Azkena la nueva formación sonó como una vieja orquesta. Se recuperaron todos sus éxitos y se comprobó que a estas alturas ya hay repertorio bastante para tocar hora y media sin aburrir con chascarrillos y bromas. También hubo confetti. Y unos bises sublimes. Que terminaron con La Estatua de la Libertad. Una canción donde Miguel Angel Blanca reivindica (eso tan manido en esta época) su lugar en la relación de pareja.

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