A los sindicatos se la pone dura todo este tema. Cada uno empalma con lo que puede, qué se le va a hacer, y los hay que prefieren montar huelgas y llenar huecos de pantalla antes que tomarse una caña o bajarse tranquilamente la última escena de Jayden James para Elegant Angel. Los piquetes estaban hoy de fiesta. No daban abasto, repartiendo leña. Mezclaban las imágenes en el telediario de uno de esos informativos tan majos que aseguraba estar allí pedagógicamente, de buen rollito, con las de los que tiraban huevos al autobús de la EMT. Y todos empalmados. Los que contrastaban la información del seguimiento y los que quemaban contenedores en Barcelona en plena celebración orgiástica, frustados de que no se monten circos como éstos a diario. Aun me falta por ver la cara sádica de Cándido Méndez (cada día me cuesta más quedarme con los nombres de los sindicalistas) persiguiendo el orgasmo. Plagiando esloganes chungos o reviviendo octubre del 36. Vosotros os lo perdeis. Lo otro, quiero decir.
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