TEMPORADA DE ROBOS.
Ningún robo merece verdaderamente la pena si no va acompañado de un cambio de imagen y una reforma interior que espiritualmente le permita a uno mirarse al espejo con decencia. Ese debería de ser el presupuesto mínimo de partida. Son muchas las cosas que cuenta Inside Men y la mayoría no vienen en los libros que antes habían enfocado los atracos y se habían detenido en el punto en el que precisamente comienza esta serie. No se trata de la típica movida de planos garabateados de memoria y furgones. Hay una historia de perdedores, esto no es nuevo. Pero la trama encuentra también un lugar de redención para colocar con justicia al heroe y otro intermedio para espabilar al villano y que no parezca tan malo. Porque el fin siempre justifica los medios y que sean cuatro capítulos debe de hacernos refelxionar sobre la grandeza de las cosas breves que no se alargan más de lo que resulta necesario para digerirlas bien.
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