PERO QUE SEA DE MARCA.
La vida te coloca delante, sin proponértelo, pruebas superlativas como ésta. NO LOGO tuvo que ser un libro esclarecedor hace años y abrir brecha cuando la gente aun se peleaba por lucir marquitas. La oportunidad del momento y el mérito de ver explotación infantil y avaricia empresarial cuando todos los demás no pasabamos de la necesidad consumista que entonces te obligaba a hacerte con un producto molón. Es el tiempo el que ha convertido esta historia en una prueba de sacrificio y en un desafio el poder terminar sus más de quinientas páginas sin recibir ninguna recompensa a cambio, no pienso en un lote de productos Nike o un viaje a uno de los centros de producción filipinos. Se trata de no leerme una tesis de fin de carrera y asentir con la cabeza cuando me voy saltando epígrafes para corroborar que lo que dices suena fatal y de malo que parece por cojones que debe de ser cierto. Ahora que todos nos hemos rendido a esta podredumbre institucionalizada y recordamos el pasado con ternura, hay lineas de investigación que se terminan en los canis y se aplazan hasta que alguien escriba el libro que analice el fenómeno trece años más tarde.
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