viernes, 12 de agosto de 2011

TENGO UN PODIUM EN MI CASA.
Una tarde de junio vi a mi equipo ser campeón de liga. Lo que oyes. No era un sueño. Deja que te lo cuente. Jugaban David Cano y Abelardo de defensas. Tomás recordó el proyecto aquel de jugador al que las lesiones jodieron bien por el camino. Marcaron casi todos. Ruben Blaya y Fredi jugaban en punta, no me estoy quedando contigo. La liga se llama Fertiveria. Que es el patrocinador que se ha querido meter en esta empresa de futbol indoor y tira hacia adelante esperando ganar repercusión y tirada en los medios. La final se disputó en el Pabellón de la Arena. Todo muy íntimo. Seríamos quinientas personas. Escuchabas respirar a Maceda, que era el entrenador que sustituyó a Redondo, cabreado los dias previos con alguna movida con el Ayuntamiento, la NASA o sabediosquien. Y me lo pasé pipa. Viendo los goles que le calcabamos al Mallorca (de Ivan Campo) y poniendole mercromina a esa herida que muchos de los que corrian allí mismo por el campo aun tenían supurando. El descenso de la generación perdida. La que nos llevo a segunda. Una de las mejores salida de Mareo. Injustamente recordada.

miércoles, 10 de agosto de 2011

MI DECANO TE PUEDE.
Una noticia que no interesa a nadie. Manuel Lopez Pardiñas es el nuevo Presidente del Consejo General del Notariado. Su nombramiento pone fin (o eso esperamos todos los que sentimos cierto alivio al enterarnos) a la inestabilidad creada en los últimos años dentro del máximo organismo. Lo dice la prensa económica. Va a ser un reinado efímero. Vuelve a haber elecciones a finales del año que viene, varios de los decanos se piraron sin votar, todo sigue dando un sospechos aspecto exterior de casa de putas. En fin. Me alegro por mi Decano. Venía de tomarme un gin tonic en el Bistrott de la calle Heros y terminé el día un poco mejor. Espero que les dejen trabajar tranquilos.

jueves, 4 de agosto de 2011

PERO LOS FANTASMAS NO ERAN GENTE HONRADA?
El día que les dio por hacer que todos los fantasmas fueran buena gente, ese día, la jodieron. Como suele pasar en estos casos empezó uno y siguieron todos los demás. Lo de la originalidad es otro tema. Las películas de terror parecían fiestas de cumpleaños. Los fantasmas (fantasmitos, mucho mejor) eran siempre gente atormentada, nada escabroso, tenían deudas con la seguridad social, un ERE en curso, y alguno sobrevivió para acampar en Sol o celebrar el mundial de Sudafrica. Gente corriente. En Insidous no sigue todo igual, menos mal, como se empeñan muchos en decir. De entrada, los que salen en esta película, la última de James Wan, se gastan muy mala uva, nada de corazoncitos ni emoticonos para describir su estado de ánimo y disfrutan puteando al personal. Por eso (por regresar la figura del espíritu al verdadero lugar del que nunca lo debieron de haber sacado) y por triturar con acierto un batido de tópicos que cumplen sobradamente su objetivo (da miedito, vaya), esta debería de ser una de las películas del año y la semilla para que vayan despertando de la siesta todos los que se durmieron por el camino.