No había tenido la desgracia o la casualidad de que me pasara nunca. El caso es que en Morir Todavía comparten reparto Robin Williams y Kenneth Branagh y para evitar confusiones al segundo le han mantenido la voz del mismo actor de doblaje y al segundo le ha tocado en la lotería de las decisiones brillantes que sea Robert de Niro el que hable por él. No sólo el doblaje es malo en sí mismo. A veces produce monstruos como éstos, a medio camino entre la sorpresa y el fastidio ridículo que uno no sabe con certeza como interpretar. Si como un guiño cinéfilo del inglés (otro más) a el genio del suspense. O un truco más de guión que tiene que ver con las muchas capas que se esconden en su argumento y se resiste a mostrar el asesino debajo del último giro o la careta que lucen cualquiera de sus protagonistas. Branagh copia al de De Palma que imita a Hitchcock. Y debajo de la presencia de aquél, uno espera ver aparecer a Tom Cruise en una moto, pegando tiros, quitándose la careta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario