Dicen que éste es el estado natural desde el que se contemplan mejor las cosas. Ya no saben qué decir. Hablan de la gripe. Que si entre la fiebre y la medicación te cocinan un estado lisérgico desde el que se arreglan divinamente los problemas del país y te abren la mente a una dimensión desconocida, la droga más pura, aciertas la predicción del tiempo y terminas haciendo pasta en el bwin. Sobra decir que de eso, yo, nada de nada. Hay cosas de estos días que no tengo bien claro aun si sueño o recuerdo. Y me pasa mucho tiempo ultimamente por esforzarme en recuperar pensamientos aislados y juntar la información que me llegó dispersa esos días para darle forma y evitar que se pierda algo importante. Si lei aquello o lo soñé. No pude haberlo leido. Llevo cinco días sin hacerlo. Era importante o puedo pasar de ello. Debería de haberme puesto pos-it en el cuerpo, en plan Memento, y preparar una performance con todo ello, el trance druida y la fiebre, los días en cama para la experimentación, y las leyendas y las caras, me hago una idea, Sinde, Manolo Preciado o Asa Akira. Todavía estoy tosiendo.
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