miércoles, 18 de julio de 2012

ME QUEDAN DOS FESTIVALES.
(The Cure en BBK Live).
Me estoy haciendo viejo y cuento los festivales que me quedan por ver hacia atrás. Mi presencia en el BBK Live del viernes será posiblemente una de las últimas. Dentro de cincuenta o sesenta años aun podré recordar el pestilente aroma de los baños, la cola para hacerse con cerveza o los tumultos indiscriminados que me tuve que comer sin otra excusa que desplazar un pie a un lado o torcer instintivamente la cabeza cuando se me quedaba dormido el cuello. No te quiero ni contar los desplazamientos entre continentes, esos en los que tienes que atravesar la carpa chill-out y las colas que abandonaste hace media hora, como si te emboscaras en la recuperación del trono ése de hierro. Muy chungo. No cabemos más, vosotros seguir haciendo números y pajearos con las cifras, pero lo del otro día ya fue algo más que inaguantable. Si uno lo sosporta es por deporte. Y por disfrutar de una hora a The Cure y memorizar los movimientos de Simon Gallup. A estos aun les quedan algunos festivales más que a mi, contenplar las hordas Targaryan desde arriba.

martes, 3 de julio de 2012

TIEMPO DE UN KILLER.
El documental The Winning Time: Reggiel Miller vs New York Knicks es una pieza imprescindible para nostálgicos que piensan que los recuerdos van siempre un par de pasos por delante de los sueños. La posibilidad de ponerle rostros a una fantasia concreta acotada por un periodo de tiempo donde sucedieron cosas cuyas imagenes se estaban deformando tiene remedio. Un documental de setenta minutos donde se analizan las fechorías del jugador de Indiana en el Madison Square Garden. Y el caso es que lo tiene todo. Un relato que pasa de puntillas por los marcadores y detiene el objetivo en los rostros. Esos por los que parecen haber transcurrido cuarenta años, pasados de peso, algunos miopes, en general, irreconocibles. Primero nos pone en situación, la elección en el draft, su pique con Cherryl, la idisiosincrasia del estado en donde le pusieron a jugar. Termina con el fallo de Ewing en el séptimo partido que les apartó en 1.995 de la lucha por el título. Y no dice nada de lo que vino después, porque esa es otra, la historia se detiene en un punto que no presta atención al futuro que le estaba esperando y para el que aun no se conocen documentales.

domingo, 1 de julio de 2012

TEMPORADA DE ROBOS.
Ningún robo merece verdaderamente la pena si no va acompañado de un cambio de imagen y una reforma interior que espiritualmente le permita a uno mirarse al espejo con decencia. Ese debería de ser el presupuesto mínimo de partida. Son muchas las cosas que cuenta Inside Men y la mayoría no vienen en los libros que antes habían enfocado los atracos y se habían detenido en el punto en el que precisamente comienza esta serie. No se trata de la típica movida de planos garabateados de memoria y furgones. Hay una historia de perdedores, esto no es nuevo. Pero la trama encuentra también un lugar de redención para colocar con justicia al heroe y otro intermedio para espabilar al villano y que no parezca tan malo. Porque el fin siempre justifica los medios y que sean cuatro capítulos debe de hacernos refelxionar sobre la grandeza de las cosas breves que no se alargan más de lo que resulta necesario para digerirlas bien.